30 noviembre 2017

José María Escrivá en El Jueves

Aún se está celebrando en Sevilla la Feria del Libro Antiguo, pero ni aún así renuncio a pagar una visita al rastro del jueves de la calle Feria. Estoy encadenando hallazgos excepcionales, que me gusta exhibir, como a cualquier coleccionista. El título de esta entrada, José María Escrivá en El Jueves, no debiera sorprender a quienes hayan seguido mi serial en que estoy describiendo la cosecha de mis visitas a este mercado. He dedicado menciones al chispeante canónigo novelista Juan Francisco Muñoz y Pabón [1], a Washington Irving [2], Virginia Woolf [3], Constantino Bayle S.J. [4], al catedrático de derecho romano D. José Aparici Díaz (q.s.g.h.) [5], a Rudyard Kipling [6], Martí de Riquer [7], a nuestros Joaquín Romero Murube y Juan Sierra [8], Julián Marías [9], Juan Ramón Jiménez [10], a nada menos que Étienne Gilson [11], e incluso al poeta latino Horacio [12]. No podía faltar tampoco entonces José María Escriva, hoy ya San Josemaría. Cualquier jueves, en el mercado, es fácil encontrar ejemplares de Camino. Es un libro que en otro tiempo andaba por muchas casas, y por eso hoy de segunda mano casi no tiene valor crematístico. Lo difícil, lo extraordinario, es encontrar algún libro de Escrivá que sea valioso desde el punto de vista del coleccionista. Eso es lo que me ha ocurrido a mi el pasado jueves, y que me gustaría contar ahora.

He tenido la fortuna de encontrar un ejemplar impecable de la preciosa edición, en tela, de Santo Rosario, de José María Escrivá (Editorial Minerva, Madrid, 1945, nihil obstat del Dr. José Mª Bueno [Monreal], Censor, imprimatur de Casimiro, Obispo Auxiliar, Vicario General), con ilustraciones de Luís Borobio. Pedro Rodríguez, editor de las obras de San Josemaría, explica el sentido de las ilustraciones: "Cuando [San Josemaría] se plantea la 4ª edición en 1945, un hermoso libro de bolsillo con dibujos de Luis Borobio, el Autor decide hacer unas ampliaciones textuales en la mayoría de los misterios para encuadrar bien la secuencia texto-grabados en la paginación del libro. Los nuevos textos son, sobre todo, pasajes bíblicos, que se sitúan dejando intacta la “tacada” de 1931" [opusdei]. Un ejemplar de esa 4ª edición, ilustrada, salida de la "Imprenta Blass" de Madrid, es el que he encontrado en El Jueves (como el de la imagen). En realidad, puede decirse que es una "1ª edición" con sus características. Contiene meditaciones de los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos (pero no los misterios luminosos, que fueron incorporados por Juan Pablo II mediante la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, de 16 octubre del año 2002 [vat]). He pagado por él 1€, ya sé que es increíble.

Aparte de este libro del padre Escrivá (no recibiría el título de monseñor hasta después de esta edición de Santo Rosario, en 1947), me parecen dignos de reseña estos otros libros, encontrados en El Jueves:

1. San Agustín, La Ciudad de Dios. Traducida directamente del latín por José Cayetano Díaz de Beyral. Madrid, Sucesores de Hernando, colección "Biblioteca Clásica", 1922. 4 volúmenes, en tela. Es una edición apreciable, que me ha costado sólo 8€. Sobre la traducción, he averiguado que data de 1793-1797, en la Imprenta Real. Díaz de Beyral pertenecía al claustro de la Real Universidad de Huesca [books.google].

2. Jürgen Moltmann, Teología de la esperanza. Salamanca, Ediciones Sígueme, 1969. Traducción de Sánchez Pascual. Es la primera edición española, traducida de la 6ª alemana de 1966. Me ha costado 1€.

3. Helmut Hatzfeld, Estudios de literaturas románicas. Traducción Rosa Kuhne. Barcelona, Editorial Planeta, 1972. Es una recopilación de estudios, que me ha costado de lance 2€. Además, este ejemplar tiene un significado emotivo para mí. Lleva en la guarda sello adherido de la "Librería Antonio Machado", de cuando estaba en la calle Miguel de Mañara (a un paso del Alcázar), "Teléfono 22 57 29". Aquí decimos que era la librería de Alfonso Guerra [elpais]. Allí mismo, cuando era estudiante, compré un librito de Marta Harnecker, que aún conservo (luego en la tienda de El Salvador compré muchos más libros...).

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2 comentarios:

  1. Leo con gusto sus colaboraciones. No quiero extenderme en mis hallazgos sabatinos en la cuesta de Moyano de Madrid, ni en las matinales domingueras del Rastro por no despertar su envidia. Suyo, con mi consideración más distinguida.

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    1. Dice el refrán que cada uno estornuda como Dios le ayuda...

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