08 julio 2015

Un político de Atenas


"Creo que soy uno de los pocos atenienses, por no decir el único, que se dedica al verdadero arte de la política y el único que la practica en estos tiempos; pero como, en todo caso, lo que constantemente digo no es para agradar, sino que busca el mayor bien y no el mayor placer, y como no quiero emplear esas ingeniosidades que tú me aconsejas, no sabré que decir ante un tribunal. Se me ocurre lo mismo que le decía a Polo, que seré juzgado como lo sería, ante un tribunal de niños, un médico a quien acusara un cocinero. Piensa, en efecto, de qué modo podría defenderse el médico puesto en tal situación, si se le acusara con estas palabras: «Niños, este hombre os ha causado muchos males a vosotros; a los más pequeños de vosotros los destroza cortando y quemando sus miembros, y os hace sufrir enflaqueciéndoos y sofocándoos; os da las bebidas más amargas y os obliga a pasar hambre y sed; no como yo, que os hartaba con toda clase de manjares agradables.» ¿Qué crees que podría decir el médico puesto en ese peligro? O bien, si dijera la verdad: «Yo hacía todo eso, niños, por vuestra salud», ¿cuánto crees que protestarían tales jueces? ¿No gritarían con todas sus fuerzas?"

Habla Sócrates, en el diálogo Gorgias 521a (traducción de Julio Calonge Ruiz).

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4 comentarios:

  1. Cita pertinente donde las haya, porque la verdad siempre es difícil de aceptar, o siquiera escuchar. Hoy, además, hemos coincidido en el tema de nuestras entradas: http://diariosderesistencia.blogspot.com.es/2015/07/la-dignidad.html
    Saludos (y vaya nubes...).

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  2. En el tiempo de Platón, y me temo que en el nuestro, los esclavos o siervos no contaban en la ciudad. Eran simple muchedumbre, la multitud (hay una palabra griega que lo designa).

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    1. No sé si será ésta, que encontré ayer en un artículo de Bernard-Henri Lévy en El País (http://elpais.com/elpais/2015/07/07/opinion/1436264153_143178.html) muy interesante: "La antigua Grecia contaba con dos palabras para nombrar al pueblo. Por una parte, el demos de la democracia. Por otra, el laos de la muchedumbre —los latinos dirán de la turba— y de la demagogia plebiscitaria".

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