09 junio 2015

Piérdele el miedo al Quijote


Sigo, y espero terminar, con el pseudoquijote "puesto en castellano actual íntegra y fielmente por Andrés Trapiello" [Destino]. Ayer, sin pretenderlo, volví a ver y oír a Trapiello en televisión, en el programa nocturno de Sergio Martín, haciendo por enésima vez la defensa de "su libro". Ya no dice esa cosa tan horrorosa, y falsa, de que el Quijote esté escrito "en castellano antiguo", aunque puso un ejemplo falaz de dificultad, una frase oscura de las que alguna vez se encuentran en el texto cervantino (en concreto, del capítulo XIX de la Segunda Parte, "donde se cuenta la aventura del pastor enamorado, con otros en verdad graciosos sucesos"). La falacia estuvo en que Trapiello seleccionó, muy a propósito, un pasaje donde se gasta la jerga de los estudiantes. No es castellano antiguo, ni difícil, ni oscuro. Es simplemente un pasaje jergal, como tantos que puedan encontrarse en grandes creadores del idioma (en Benito Pérez Galdós, sin querer ir más lejos). No puede aducirse lealmente para valorar la claridad de la lengua de Cervantes.

Para perderle el miedo al Quijote, digo el de verdad, y no el trapiellesco, a mí no se me ocurre mejor medicina que abrirlo por cualquier parte, y leer sin más. Yo propongo ahora, por ejemplo, el capítulo V de la Segunda Parte ("De la discreta y graciosa plática que pasó entre Sancho Panza y su mujer Teresa Panza, y otros sucesos dignos de felice recordación"), que ha sido llamado por Rafael Lapesa "joya del lenguaje coloquial de la literatura española". Véase cómo termina:

"—En efecto, quedamos de acuerdo —dijo Sancho— de que ha de ser condesa nuestra hija.
—El día que yo la viere condesa —respondió Teresa—, ese haré cuenta que la entierro; pero otra vez os digo que hagáis lo que os diere gusto, que con esta carga nacemos las mujeres, de estar obedientes a sus maridos, aunque sean unos porros.
Y en esto comenzó a llorar tan de veras como si ya viera muerta y enterrada a Sanchica. Sancho la consoló diciéndole que ya que la hubiese de hacer condesa, la haría todo lo más tarde que ser pudiese. Con esto se acabó su plática, y Sancho volvió a ver a don Quijote para dar orden en su partida."

Una vez leído, el lector habría de sincerarse consigo mismo, y confesar si esto es "castellano antiguo", "dificilísimo de leer", o más bien no es sino literatura cristalina, que ninguna presunta adaptación puede mejorar.

Imagen: [Ron Lalá].

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