25 julio 2008

¿Herejía monofisista en la Iglesia?

"Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego." (Mt 5,22).

Por tercera vez nos ocupamos del libro Jesus. Aproximación histórica (2007) del profesor y sacerdote vasco José Antonio Pagola. En anteriores entradas nos hemos referido a su presentación en Sevilla, y más tarde a la ya famosa nota de clarificación de la Conferencia Episcopal. En este momento no viene mal recordar que la nota no censura, no castiga, no condena, no prohíbe leer el libro: simplemente hace algunas clarificaciones.

La novedad estival es que un grupo particular de teólogos españoles ha publicado unas "Consideraciones para una valoración crítica de la “Nota de clarificacción” de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe" [que se puede leer en Atrio], y que dice cosas muy interesantes. Concluye diciendo:

"No negamos en absoluto que la Iglesia necesita un servicio de vigilancia por la pureza y la integridad de la fe. Pero estamos convencidos de que no cabe confundir esa pureza con nuestra pereza intelectual, ni la integridad con un integrismo que excluye toda pluralidad. Creer que la asistencia del Espíritu puede conseguirse a base de ignorancia y cerrazón sería una especie de “monofisismo eclesiológico” que revelaría un monofisismo cristológico heterodoxo. Todo lo cual hace un enorme daño a la misión de vigilar por la fe."

Vengo observando que en algunos foros de internet, de cuyo nombre no quiero acordarme, se ha convertido en muletilla motejar de arrianos a los cristianos que nos interesamos por la figura humana, próxima, histórica, tangible, de Jesús sobre la tierra. Este insulto, que falta a la caridad cristiana, es sin embargo muy peligroso, porque los movimientos fundamentalistas que se están revolviendo en la actualidad, muy bien podrían incurrir facilmente en la herejía contraria, que es el monofisismo.
La herejía monofisista es la que subraya, por descompensación, la naturaleza divina de Jesús, despreciando su naturaleza de verdadero hombre [puede leerse el comentario de Joseph Lortz sobre esta herejía en las páginas de conoZe.com].

Artículos recomendados:

[Benjamín Forcano: Teólogos, no inquisidores]
[Ignacio Larrañaga: Carta abierta a José Antonio Pagola]
[Guzmán Pérez: "Pero Jesús se abrió paso entre ellos"]
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21 julio 2008

A propósito de la curación de la suegra de Pedro

La curación de la suegra de Pedro es un sencillo pasaje evangélico (Mc 1, 29-31), muy expresivo e inolvidable. Dice el relato: "Luego, saliendo de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Santiago y Juan. La suegra de Simón estaba acostada con fiebre, e inmediatamente se lo dijeron. Él, acercándose, la tomó de la mano y la levantó. La fiebre la dejó, y ella se puso a servirles".

Fascinado por la plástica concisión del pasaje, se me ha ocurrido en estos ocios estivales comparar la versión castellana con la de otras lenguas, clásicas y modernas, y contar las palabras con que se ha expresado en cada una. El resultado en valores absolutos y relativos (tomando el original griego como nivel cero), ordenado de menos a más, es el que sigue :

Árabe (Van Dyck): 30 palabras ( 1 : 0,68 )
Latín (Nova Vulgata, Pablo VI): 39 palabras ( 1 : 0,89 )
Griego: 44 palabras ( 1 : 1 )
Castellano (Nácar-Colunga): 49 palabras ( 1 : 1,11 )
Inglés (New American Bible): 50 palabras ( 1 : 1,14 )
Italiano (Edizione CEI): 54 palabras ( 1 : 1,23 )
Alemán (Luther Bibel): 60 palabras ( 1 : 1,36 )

Esta gradación hace visíble un rasgo singularizante de cada lengua, que es su economía expresiva. Se llaman lenguas sintéticas las que expresan las relaciones sintácticas entre las palabras por medio de la alteración de su morfología (mediante afijos, declinación o modulación de las raíces de las palabras). Las lenguas sintéticas son las que emplean menos palabras, pero más flexionadas, para explicar algo. En el extremo opuesto, las lenguas analíticas tienden a mantener invariadas las palabras, recurriendo con mayor abundancia a las partículas (preposiciones, conjunciones...), y por tanto suman más palabras para explicar lo mismo.

La tabla anterior demuestra además que las lenguas clásicas (árabe, latín, griego) son más sintéticas que las modernas (inglés, italiano). Resulta llamativo, por ejemplo, comparar el texto latino [Socrus autem Simonis decumbebat febricitans] con el correspondiente italiano [La suocera di Simone era a letto con la febbre], que exige nada menos que el doble número de palabras en una frase sencilla.

No creo que la sinteticidad lingüística sea un rasgo de primitivismo, y su opuesto, la analiticidad, de desarrollo. Me inclinaría a pensar lo contrario (el latín, vulgarizado y disgregado, se habría corrompido en lenguas de tendencia más analítica). Sin embargo, creo que este enfoque es falso, ya que, sea cual fuere el perfil comparativo más analítico o sintético de una lengua, lo importante es que logre el objetivo de la comunicación entre sus hablantes. Que recurra al uso de más o menos palabras, en principio es una singularidad indiferente, como puede ser el hecho de que materialmente se escriba de izquierda a derecha o al revés (o incluso de arriba a abajo).

A pesar de ello, me asombra que el pueblo anglosajón, al que comúnmente se adjudican rasgos empiristas y pragmáticos, emplee una lengua que exhibe manifiestamente los mismos rasgos analíticos y facticios. Podría ser una hipótesis digna de estudio que los rasgos formales de la lengua transparenten la actitud de sus hablantes frente al mundo.

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16 julio 2008

Sevilla siglo XX

Navegando en la red, me he llevado la sorpresa de un blog dedicado a la arquitectura sevillana del último siglo, Sevilla siglo XX, cuyo creador, según confiesa en el perfil, es un estudiante (de arquitectura, asumo). La bitácora sólo tiene un año de andadura, y ya acumula un buen número de análisis arquitectónicos de edificios y elementos urbanos de la ciudad, con ilustración gráfica muy bien preparada. El último post está dedicado a otro proyecto de Lupiáñez Gely, del que hemos hablado aquí, el Hotel Eritaña (1929), hoy casa cuartel de la Guardia Civil.

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15 julio 2008

Laurent en Sevilla

Contaba más abajo que en el Real Alcázar de Sevilla se celebra hasta el 17 de agosto una exposición de fotografías de J. Laurent (1857-1880), pertenecientes al Instituto de Patrimonio Histórico Español (IPHE). A quienes seáis aficionados a las cosas de Sevilla, os urjo a que os hagáis con un catálogo de la exposición, patrocinada por la Fundación MAPFRE (38 euros de vellón). En la página del Ministerio de Cultura tenéis una breve reseña del significado de esta muestra.

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14 julio 2008

Agnosticismo: Manuel García Morente

Entre los agnósticos españoles debe mencionarse a la gran figura intelectual de Manuel García Morente (1886-1942), catedrático de Ética en la Universidad Central. Siempre que hallo ocasión recomiendo dos de sus libros: las Lecciones preliminares de filosofía, tomadas al dictado en la Universidad de Tucumán (1937) que reproducen la viveza de sus clases orales, espléndida iniciación a los estudios filosóficos; y el relato de su conversión a la fe, explicada en una carta privada que póstumamente se ha publicado con el título de "El hecho extraordinario".

En este relato del hecho extraordinario, planteado casi como un thriller místico, el filósofo, obligado a exiliarse en París en 1936, va encontrando en los sucesos paradójicos de su vida diaria la traza de un "conductor" que lo va guiando a su antigua fe. La lectura, también, es extraordinaria: pensamiento puesto en acción. Hemos tenido noticia que ha sido vuelto a editar por la editorial de los dominicos de Salamanca,
San Esteban. Un libro capital de nuestra cultura, que os recomiendo.

Advertencia a los lectores. Circula por internet una versión vulgarizada y abreviada de "El hecho extraordinario". Es una mutilación de un texto más extenso, escrito en primera persona.

13 julio 2008

Divagando por la ciudad de la gracia

"El día 19 de agosto de 1886 nació en esta casa José María Izquierdo, que divagando por la ciudad de la gracia escribió libros inmortales,relicarios de amor y sabiduría,en los que su alma de poeta cantó a Sevilla y enseñó a muchos a conocerla, comprenderla y amarla. VII-VII-MCMXXIV".

(-Calle Castellar-)

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11 julio 2008

Laurent: Sevilla, Plaza Nueva (circa 1876)

Vista de la Plaza Nueva de Sevilla, tomada por el fotógrafo J. Laurent, Fundación MAPFRE (no he caído en la cuenta de que hasta el próximo 17 de agosto se expone una selección de fotografías antiguas de Laurent en el Alcázar). Está tomada desde la terraza del Hotel Inglaterra, que sigue abierto, más que centenario, desde 1857 (no dejéis de visitar las fotografías antiguas del hotel, en su página web). La configuración de la plaza prácticamente no ha variado desde hace un siglo, con la salvedad del monumento a San Fernando, que se inauguró en 1924. Descarto que la foto del trío de poetas se tomase aquí, porque forzosamente hubiera tomado como fondo la estatua ecuestre de Fernando III, o el ayuntamiento, y las cornisas son todas corridas.

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La plaza de la Magdalena, hoy

Aspecto actual de la plaza de la Magdalena de Sevilla (imagen tomada de la Sevillapedia). Es un espacio de paso, que ni fú ni fá, colonizada por vendedores ambulantes. Nada que ver con la hermosa y delicada plaza de palmeras que se divisaba al fondo de la fotografía del trío de poetas. El edificio de oficinas de la izquierda, de los arquitectos Gabriel Lupiáñez Gely y Rafael Arévalo Carrasco (1938-1940), aparece catalogado en la Guía de arquitectura de Sevilla de Guillermo Vázquez Consuegra.

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10 julio 2008

León Felipe: Escuela

Retomamos la reflexión animalista después de esta última pausa poética. Pero no abandonamos la poesía. Si no lo he dicho antes, León Felipe es uno de mis poeta preferidos. Así lo estimo por la autenticidad descarnada de sus versos, como son los de su poema de ancianidad "Escuela", donde hace un repaso impresionista de su vida. El poema es extenso, y hay que leerlo entero. Selecciono un pasaje interesante para el tema que estábamos discutiendo:

ESCUELA (fragmento)

... He dormido muchas noches, años, en el África Central,
allá, en el golfo de Guinea, en la desembocadura del Muni,
acordando el latido de mi sangre
con el golpe seco, monótono y tenaz
del tambor prehistórico africano
de tribus indomables...
He visto a un negro desnudo
recibir cien azotes con correas de plomo
por haber robado un viejo sombrero de copa
en la factoría del Holandés.
Vi parir a una mujer
y vi parir a una gata...
y parió mejor la gata;
vi morir a un asno
y vi morir a un capitán...
y el asno murió mejor que el capitán.
Y ese niño, ¿por qué ha llorado toda la noche ese niño?
No es un niño, es un mono -me dijeron.
Y todos se rieron de mí.
Y fui a comprobarlo
y era un mono pequeño en efecto,
pero lloraba igual que un niño,
más desgarrada y dolorosamente que todos los niños
que ya había oído llorar en el mundo.
El Sargento me explicó:
-Anoche en el bosque matamos al padre y a la madre,
y nos trajimos al monito.
¡¡Cómo lloraba el monito!!


[Del libro "¡Oh, este viejo y roto violín!" (1965)].

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09 julio 2008

Adriano del Valle en Roma

Esta mañana, paseante en corte, me he acercado a los jardines de Cristina para fotografiar, en un entorno tan romántico, el busto de Adriano del Valle, que su ciudad natal le dedicó como homenaje en su centenario (1995). En su noble cabeza resplandece el aire de Roma andaluza, porque era hijo de la Bética y de madre italiana. Itálico de nombre -Adriano- se hizo pintar con guisa de emperador romano por Daniel Vázquez Díaz (1942). Tan singular, que es el retrato que ilustra algunos libros recientes sobre el autor.

Alfaraz nos ha confirmado de buena fuente que aquella fotografía del trío de poetas (Adriano del Valle, Villallón, Cernuda) está tomada como pensábamos en la plaza de la Magdalena, en Sevilla. Su comentario nos invita a acercarnos a uno de los libros de Adriano del Valle más celebrados, Arpa fiel (Madrid, 1941), donde incluyó sus elegías en la muerte de Fernando Villalón (1930) y de Federico García Lorca (1936).

Leemos en la cronología del poeta que, en julio de 1937, el diario "F.E." de Sevilla nombró a Adriano del Valle enviado de prensa a Italia, viaje que hizo por mar, acompañado entre otros por Miguel Fleta, Giménez Caballero y Manuel Díez Crespo. La más bella estela de esta singladura son una serie de sonetos italianos, del que escogemos el dedicado a Roma:

A ROMA

Todos los acueductos van a Roma
llevando agua caudal a sus fontanas,
entre tumbas gentiles y cristianas,
catacumbas, cipreses y carcoma.

Al campo y al jardín, el aire toma
su longitud del olor, y a las campanas
de las torres más altas y lejanas,
les va midiendo el eco una paloma.

Casi jirafa, el obelisco abreva
agua feliz que el surtidor eleva
con crines de hipocampos artesianos.

¡Fontanas pías, sixtinas o paulinas,
pontificando al sol en las colinas
con su esplendor de mármoles romanos!

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Plaza de la Magdalena, Sevilla


En la anterior entrada, dedicada al poeta sevillano
Adriano del Valle, nos hemos encontrado con una incógnita. En aquella foto le veíamos posar en compañía de Fernando Villalón y Luís Cernuda, en un entorno inequívocamente meridional, rodeados de palmeras y obra de azulejería: con toda seguridad Sevilla. La entonces hermosa y grácil plaza de la Magdalena, un tiempo llamada del Pacífico (hoy sombra de lo que fue) tiene todas las papeletas. Observad las palmeras que la adornaban en estas dos fotografías antiguas, de principios del siglo XX [de la Fototeca de la Universidad de Sevilla].


El cronista oficial de la provincia, Santiago Montoto, da la siguiente noticia de la plaza: "Formada en el solar del templo parroquial de la Magdalena, desaparecido, y con la antigua plaza de este título. La plaza de la Magdalena se denominó, por acuerdo de 15 de enero de 1841, plaza de la Libertad. En 1869 se rotuló del Pacífico en recuerdo de la guerra así llamada, victoriosa para las armas españolas" (Las calles de Sevilla, 1940). En esta plaza estuvo también situado el antiguo Gran Hotel de París.

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08 julio 2008

Un poeta sevillano

Decir poeta sevillano es un pleonasmo; porque no sé qué tendrá Sevilla que tantos poetas ha alumbrado. En la foto se asoman tres: de izquierda a derecha, Adriano del Valle, Fernando Villalón, y Luís Cernuda, en Sevilla, el año 1927 (¿en la antigua plaza del Pacífico?). No han tenido la misma posteridad, porque nuestra estrecha memoria no da para albergar el recuerdo de todos. Pero la obra de un poeta, de cualquier poeta, tiene una dignidad angélica que trasciende el tiempo y el espacio.

A instigación de un lector del blog, vamos a recordar al que parece más olvidado de los tres, Adriano del Valle (1895-1957). Con ocasión de su centenario, diversas instituciones editaron (bajo la presidencia de Pedro Laín Entralgo) un catálogo representativo de su obra poética, literaria y plástica, con un buen número de ilustraciones, y el homenaje y testimonio de multitud de amigos. Ese catálogo debe ser hoy una rareza bibliográfica (soy afortunado poseedor de un ejemplar). De ahí tomo hoy un soneto dedicado a un amigo suyo:

ORACIÓN PARA LOS ÁNGELES
DE EUGENIO D'ORS

Él era en su vivir, lujo del mundo,
ciudadano de Delfos. Grecia y Roma
le brindan el honor de las columnas
enhiestas, y los mármoles miliares

para grabar su propio pensamiento.
Numen celeste y, sin embargo, humano,
de Sócrates que embarca con Ulises
desde Las Ramblas, cotidianamente,

camino del Olimpo o de su Ermita.
El mar nativo imita en su oleaje
el otro mar ilustre del glosario

y, espejo de papel para las Musas,
en él, con su minerva, así nos dijo:
-En el nombre de Dios y de los ángeles...
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07 julio 2008

Los "privilegios" de la Iglesia Católica

"La Iglesia católica, cuya singularidad histórica, cultural y sociológica en España reconoce el Partido Socialista, debe ser consciente de que el inciso final del art. 16.3 de la Constitución Española no otorga prevalencia de derechos y no es razón para privilegios ni puede significar limitación alguna de la aconfesionalidad del Estado." (37º Congreso Federal del PSOE: "Nuevas políticas e instituciones para una sociedad en igualdad").

Después de haber leído, en parte, la documentación generada por el reciente Congreso del Partido Socialista, creo que se han pensado bien lo que se dicen, aunque yerran en que la Iglesia Católica aspire a ningún privilegio, y eso no es lo que dice la Constitución.
Olvidan en el PSOE que el principio de igualdad exige tratar de modo desigual a los desiguales. Esto no supone prevalencia de derechos, ni privilegios. La suma igualdad es injusta.

Nuestra democracia conoce multitud de ejemplos de "desigualdad legal". Por ejemplo, no se trata igual a los sindicatos de trabajadores "más representativos" que a un sindicato minoritario. Si el derecho dispensa a la Iglesia Católica un trato diferenciado, por ser la "confesión religiosa más representativa de la religión de los españoles", creo que eso no es como para rasgarse las vestiduras, y debe entenderse amparado, en efecto, en el artículo 16.3 de la Constitución (salvada la libertad religiosa de las confesiones minoritarias).

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Los monjes ciegos y el elefante

"Seis hindúes sabios, inclinados al estudio, quisieron saber qué era un elefante. Como eran ciegos, decidieron hacerlo mediante el tacto. El primero en llegar junto al elefante, chocó contra su ancho y duro lomo y dijo: «Ya veo, es como una pared». El segundo, palpando el colmillo, gritó: «Esto es tan agudo, redondo y liso que el elefante es como una lanza». El tercero tocó la trompa retorcida y gritó: «¡Dios me libre! El elefante es como una serpiente». El cuarto extendió su mano hasta la rodilla, palpó en torno y dijo: «Está claro, el elefante, es como un árbol». El quinto, que casualmente tocó una oreja, exclamó: «Aún el más ciego de los hombres se daría cuenta de que el elefante es como un abanico». El sexto, quien tocó la oscilante cola acotó: «El elefante es muy parecido a una soga». Y así, los sabios discutían largo y tendido, cada uno excesivamente terco y violento en su propia opinión y, aunque parcialmente en lo cierto, estaban todos equivocados".

Esta instructiva fábula, de orígenes remotos, parece aconsejar que adoptemos un enfoque relativo y prudente en nuestros saberes: sólo alcanzamos a conocer la realidad de forma parcial e incompleta. No estoy sin embargo del todo conforme con esta conclusión. Estos monjes sabios (y ciegos) no estaban equivocados, como dice la fábula a modo de moraleja. Tal vez le engañasen los sentidos, pero todos ellos convenían en que se habían encontrado con un elefante. Se habían topado con la realidad, con la verdad, aunque fallasen al describirla (porque todos, ciegos o no, somos falibles). Por eso la fábula también enseña que somos capaces de conocer la verdad, aunque se nos muestre esquiva.

Pero aún hay otra lección que aprender. Hombres y animales conocemos la realidad por los sentidos, y hacemos inferencias a partir de los datos captados. Aquellos monjes se comportaban como animales (una hormiga, un león, un mono) que tocan y huelen un objeto extraño. Pero sólo el hombre es capaz de reflexionar sobre ese modo de conocer, sobre su valor aparente e ilusorio; y sólo el hombre es capaz de construir una fábula que reflexiona sobre estas limitaciones. El hombre es el único animal insatisfecho de lo que hace y de lo que sabe.
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06 julio 2008

La muerte no es el final



Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que aunque morimos, no somos
carne de un ciego destino.

Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.

Cuando, Señor, resucitaste,
todos vencimos contigo,
nos devolviste la vida,
como en Betania al amigo.

Cuando la pena nos alcanza
por el compañero perdido,
cuando el adiós dolorido
busca en la fe su esperanza.

En tu palabra confiamos
con la certeza de que Tú
ya lo has devuelto a la vida,
ya lo has llevado a la luz.

Si caminamos a tu lado,
no va a faltarnos tu amor,
porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.

[Letra y música del sacerdote vasco Cesáreo Gabaráin Azurmendi (1936-1991)]

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El hombre y el animal

"Este trabajo constituye un intento de reflexión interdisciplinar entre biología (biología teórica, zoología y etología) y filosofía. La interdisciplinariedad, en una época de fragmentación de las ciencias, es el primer paso en la búsqueda de la recomposición de la unidad del saber, que es la aspiración de toda verdadera sabiduría. Sólo la sabiduría, como ciencia de las causas últimas, puede concebir un plano general del saber, aunque sólo en sus trazos fundamentales, pues la mente humana obviamente es limitada. (...)

"La necesidad de la interdisciplinariedad es especialmente acuciante en el campo de los estudios sobre el hombre, donde una cantidad inmensa de información es cada vez más difícil de resolver en una unidad. Ahora bien, sin unidad no hay comprensión. Comprender algo significa ver simultáneamente, en la unidad de su naturaleza, la multiplicidad de aspectos que la integran. Por eso, resignarse al actual estado de fragmentación del saber antropológico es resignarse a desconocer qué es el hombre. (...)

"En fin, pocos proyectos de reflexión interdisciplinar son tan urgentes como el de la cuestión antropológica. Precisamente para alcanzar este fin surgió la antropología filosófica en la primera mitad del siglo XX. Y precisamente por esta razón ha sido la misma antropología filosófica la ciencia que ha estimulado y fomentado la cooperación de las ciencias afines o colindantes con la antropología, sobre todo la biología, para hacer luz en la magna cuestión de qué es el hombre".

Leopoldo Prieto López, El hombre y el animal. Nuevas fronteras de la antropología. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2008 [el texto reproducido es de la introducción, pp. xxii-xxiii).
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05 julio 2008

Monkey typing

"El capricho o imaginación o utopía de la Biblioteca Total incluye ciertos rasgos, que no es difícil confundir con virtudes. Maravilla, en primer lugar, el mucho tiempo que tardaron los hombres en pensar esa idea. Ciertos ejemplos que Aristóteles atribuye a Demócrito y a Leucipo la prefiguran con claridad, pero su tardío inventor es Gustav Theodor Fechner y su primer expositor es Kurd Lasswitz. (Entre Demócrito de Abdera y Fechner de Leipzig fluyen -cargadamente- casi venticuatro siglos de Europa.) Sus conexiones son ilustres y múltiples: está relacionada con el atomismo y con el análisis combinatorio, con la tipografía y con el azar. En la obra El certamen con la tortuga (Berlín, 1929), el doctor Theodore Wolff juzga que es una derivación, o parodia, de la máquina mental de Raimundo Lulio; yo agregaría que es un avatar tipográfico de esa doctrina del Eterno Regreso que prohijada por los estoicos o por Blanqui, por los pitagóricos o por Nietzsche, regresa eternamente." JORGE LUÍS BORGES, La biblioteca total.

Al pobre monito también se le toma como metáfora en un popular teorema matemático. Aunque las diferencias entre el hombre y el mono puede aceptarse que sean de grado, hay que reconocer también que los hombres hemos dado un gran salto de calidad: los monos no formulan teoremas, ni emplean la figura del hombre como ejemplo de nada.

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03 julio 2008

Monkey trial

Seguimos con el asunto de los animales. En mi entrada anterior [All great apes are equal, but...], respondía al biólogo salmantino Emilio Cervantes que los animales no deliberan, en sentido moral, y por tanto no pueden ser culpables en sentido jurídico. Culpable de un delito es quien pudo haber actuado de otro modo y no lo hizo; pero los animales, sencillamente, no pueden actuar de otro modo a como lo hacen: son inimputables.

Repasando opiniones en la red, he encontrado que este argumento ya ha sido empleado por
Leopoldo Prieto López, autor de un libro reciente en que examina éstas y otras cuestiones en torno al Proyecto Gran Simio (PGS). Reproduzco el argumento, tal como ha sido recogido en Aceprensa:

"El mayor problema de esta iniciativa parlamentaria [instando al Gobierno a adherirse al PGS] es que cuando se toman realmente en serio los principios del PGS, se cae en el ridículo. Lo explica con acierto Leopoldo Prieto López en su reciente libro El hombre y el animal.

"El PGS es idea, principalmente, del filósofo australiano Peter Singer, quien la expuso en la obra programática del mismo nombre. En ella se contiene la “Declaración sobre los grandes simios”, que señala: “El objetivo de toda nuestra empresa es establecer de nuevo el estatuto moral de los chimpancés, los gorilas y los orangutanes, y la aceptación en calidad de persona de algunos animales no humanos”. La razón es que, a la vista de los conocimientos científicos sobre las facultades de esas especies, “la barrera moral que trazamos entre nosotros y ellos es indefendible”. Por tanto, el PGS exige que se reconozcan para los simios tres “principios o derechos morales fundamentales”: a la vida, a la libertad y a no sufrir tortura.

"Pero la barrera indefendible se muestra a la postre infranqueable aun para los firmantes de la Declaración. Como señala Prieto López, si se admite de verdad que los simios forman con los humanos una “comunidad de iguales”, se ha de llevar todo eso a las últimas consecuencias. La defensa jurídica del derecho a la vida supondría no solo, como pide la iniciativa del Congreso español, castigar más duramente al humano que mate a un simio, sino además juzgar y condenar a los simios que maten a otra “persona”, humana o simiesca. Pero ¿en serio creen los del PGS que se puede exigir responsabilidades penales a un animal?

"Parece que no, por lo que dicen en el punto sobre la privación de la libertad de los miembros de la comunidad de los iguales. “La detención de quienes hayan sido condenados por un delito, o de quienes carezcan de responsabilidad penal, solo se permitirá cuando pueda demostrarse que es por su propio bien, que resulta necesaria para proteger al público de un miembro de la comunidad que claramente pueda constituir un peligro para otros si está en libertad. En tales casos los miembros de la comunidad de los iguales deben tener derecho a apelar ante un tribunal de justicia, bien directamente o, si carecen de la capacidad necesaria, mediante un abogado que los represente”.

"Uno se imagina despachos de abogados especializados en defender a simios. Pero no los habrá, porque nuestros iguales tendrán que recurrir al turno de oficio."

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02 julio 2008

All great apes are equal, but...


"Exigimos que la comunidad de los iguales
[the community of equals] se haga extensiva a todos los grandes simios: los seres humanos, los chimpancés, los gorilas y los orangutanes. La "comunidad de los iguales" es una comunidad moral [moral community] dentro de la cual aceptamos que determinados principios o derechos morales fundamentales [certain basic moral principles or rights], que se puedan hacer valer ante la ley, rijan nuestras relaciones mutuas." (Declaración de los grandes simios, 1993).

El Congreso de los Diputados ha instado al Gobierno para que se adhiera al "Proyecto Gran Simio". Podría ahora engolfarme en argumentar que se trata de un acuerdo contrario de plano a la Constitución (léase su artículo 10, párrafo segundo). Pero veamos la cosa desde otro punto de vista, el punto de vista moral, que la propia Declaración de los grandes simios adopta en su pomposo preámbulo.

Los simios, ¿tienen capacidad moral? El hombre sí, porque puede obrar bien o mal, arrepentirse u obcecarse... Pero los restantes simios no: actúan gobernados por los instintos. No formamos, entonces, los hombres y los restantes simios una "comunidad moral", ni nos pueden gobernar unos mismos principios morales básicos [basic moral principles], que son propios de los sujetos morales, los hombres.

Los simios, ¿somos una comunidad de iguales? En absoluto. Acepto que todos los "simios" seamos semejantes, porque tenemos cierto parentesco genético; pero iguales sólo lo somos los hombres entre nosotros, porque somos de un mismo linaje y una misma raza. Los hombres no somos iguales que los restantes simios (¿es necesario desgañitarse para que se reconozca esta evidencia?). Los hombres y otros simios sencillamente no formamos una "comunidad de iguales" [community of equals].

Pero entonces los simios, todos los grandes simios, incluídos los hombres, somos semejantes, ¿no es así? Sí, en cierto modo, porque todos los "grandes simios" [great apes], aceptando que los hombres podamos ser calificados de "simios", somos animales genéticamente muy próximos. Pero las cosas que son semejantes, son en la misma medida desemejantes (como saben bien los filósofos desde antiguo). Es un principio elemental. Yo soy semejante a una bicicleta, porque los dos somos cuerpos físicos. Pero no por eso la bicicleta y yo formamos una comunidad de semejantes, y menos aún, de iguales. ¡Qué manera de corromper las santas palabras de igualdad, moralidad y comunidad!

Pero indaguemos en la semejanza: genética, y de conducta. ¿Qué es lo propio del simio humano? Yo diría que la violencia; eso se ve muy bien al comienzo de la película 2001 de Kubrick. El hombre se conduce violentamente con todo: con sus iguales, los hombres, con sus semejantes los otros simios, y con la naturaleza entera. Pero de entre todos los animales, sólo el hombre tiene esa virtud de revolverse contra su propia condición. Ningún animal se revuelve contra su propia especie, comprometiendo su supervivencia, mas que el hombre. Y así nos encontramos con que la asimilación de este simio violento con los restantes simios, conduce a naturalizar la conducta agresiva y destructiva del medio natural.

En la Biblia se lee: Et creavit Deus hominem ad imaginem suam (Gn 1,27). Y San Pablo: Ipsius enim et genus sumus (Act 17,28). Nunca ningún simio que no sea el hombre, será capaz de hacer esta confesión: "somos semejantes a los otros simios, porque somos animales, y somos semejantes a nuestro Creador, Dios, porque somos criaturas suyas". Nuestra semejanza con los simios no agota nuestra condición, pero contemplándonos en el espejo de nuestros primos, los simios, y no en el espejo de nuestro Padre, Dios, estamos viendo únicamente nuestra peor cara, la de simios violentos. Podemos aspirar a ser mejores y preferimos ser peores.

[José Ignacio Munilla: De la evolución a la involución: volvemos al mono]

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Atapuerca


Esta imagen la disparé la misma mañana de la del post anterior (en el contador tienen números consecutivos). En las cercanías del yacimiento de Atapuerca. El molimiento de una mañana fría y silenciosa nos hace acercarnos al panel, para llevarnos el souvenir: allí estuvimos.

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Olmos de Atapuerca


No se veía un palmo más allá del suelo, ese 29 de agosto de 2005, muy de mañana, en Olmos de Atapuerca, a 15 kilómetros de Burgos. La imagen me sugiere tantas cosas, tanto miedo que pasé, que durante una temporada la he usado como "fondo de escritorio" del ordenador.

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